Una raza de conejos domésticos conocida por su falta de coordinación de movimientos, ha mostrado una serie de peculiaridades genéticas que llamaron la atención de los investigadores. Para compensar esta falta de sincronización en sus patas traseras, los pequeños mamíferos en cuestión las levantan completamente al caminar (tal y como puedes ver en la foto). Esto se debe a un gen correspondiente a tal trastorno, el mismo que afecta a la formación de interneuronas en la médula espinal de los animales. Los detalles de este hallazgo fueron publicados en la revista PLOS Genetics.
Los movimientos bien coordinados de las extremidades de los animales son cuestión de vida o muerte (y también requisito para una reproducción exitosa). El procesamiento de la información recibida (visual, auditiva, vestibular) y los correspondientes comandos motrices enviados por el sistema nervioso le otorgan un correcto andar al animal. La red neuronal ubicada en la médula espinal, el generador central de actividad ordenada, controla el ritmo de los movimientos, la actividad de los músculos flexores y extensores, y también coordina los movimientos de las extremidades derecha e izquierda. Con este equipamiento, muchos mamíferos pueden cambiar su forma de andar dependiendo de la velocidad y el terreno requeridos, eligiendo caminar, trotar o galopar. El andar es diferente en diferentes tipos de animales: algunos se mueven sobre dos extremidades, otros sobre cuatro; otros alternan las extremidades derecha e izquierda, y finalmente otros tienen movimientos sincronizados (por ejemplo, al saltar en liebres o canguros).
Para compensar la falta de sincronización de las patas traseras, los conejos las levantan completamente y se mueven solo usando sus patas delanteras
Miguel Carneiro
Los investigadores suelen estar interesados en las adaptaciones biomecánicas, morfológicas y fisiológicas que caracterizan los diferentes modos de movimiento de los animales. Sin embargo, los mecanismos genéticos y moleculares que explican las diferencias entre los movimientos de personas y representantes de diferentes especies rara vez llaman a la atención de los científicos.
Entre los mamíferos, los conejos y las liebres se distinguen especialmente por su tipo de salto. Sus patas delanteras se doblan y se desenrollan alternativamente, y sus patas traseras se desenvuelven sincrónicamente, juntas, con una mayor amplitud, lo que permite a estos animales saltar.
Pero una de las razas de conejos domésticos, el sauteur d’Alfort, es conocido por su extraña forma de moverse. Cuando estos conejos requieren baja velocidad, levantan demasiado sus patas traseras. A alta velocidad, las patas traseras no están sincronizadas y por ello no pueden saltar. Este desorden reduce en gran medida la eficiencia del movimiento y los conejos evolucionaron de una forma especial: en aras de una caminata larga o más rápida, los animales comenzaron a levantar sus patas traseras y caminar solo sobre las delanteras, como acróbatas. Desafortunadamente, este no es el único problema al que se enfrenta la raza. Estos conejos nacen ciegos, con displasia de retina. El fenotipo de esta clase de conejos, que incluye la marcha y las lesiones oculares, está controlado por un solo alelo autosómico recesivo (s am ).
Un mecanismo genético detrás
Científicos de la Universidad de Oporto y la Universidad de Uppsala, dirigidos por Leif Andersson, estudiaron el mecanismo genético detrás del andar inusual de los conejos sauteur d’Alfort. Los investigadores realizaron un experimento que le permite determinar los marcadores genéticos asociados con un fenotipo mutante particular. Los sauteur d’Alfort se cruzaron con individuos de otra raza y se llevó a cabo la secuenciación de todo el genoma a la segunda generación de descendientes.
Llamó la atención de los científicos un sitio que era característico de los saltadores y que, presumiblemente, contendría la mutación deseada. Se analizó en detalle una sección de 5,4 millones de pares de bases en busca de sustituciones individuales, inserciones o deleciones de nucleótidos, así como cambios estructurales más importantes. Resultó que una mutación en el gen RORB conduce a un empalme incorrecto, es decir, una formación incorrecta del ARN mensajero maduro, que se utiliza para sintetizar la proteína correspondiente. La misma sección del gen está presente en otros 70 animales placentarios, cuya información genética estaba disponible para los autores del trabajo. También se sabe que los ratones con el gen RORB eliminado también experimentan problemas con la retina y la coordinación de movimientos: presentan un paso de «pato».

Otros experimentos mostraron que los conejos con esta mutación tienen un número significativamente reducido de neuronas con la proteína RORB (en comparación con los sanos). En ratones con la misma mutación, RORB juega un papel en la diferenciación de células fotorreceptoras en la retina y ciertas capas de la neocorteza. Los autores del trabajo demostraron que en conejos, tal proteína (RORB) está involucrada en el proceso de diferenciación de interneuronas en la médula espinal. Probablemente esto sea la causa que lleve a una mala coordinación de los movimientos de los animales.
Ulises Lima