Médicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Duhoken en Iraq documentaron por primera vez un caso de triphallia (pene triple) en un humano. Los padres de un niño de tres meses acudieron a la clínica local por un edema testicular (hinchazón causada por el exceso de líquido) del bebé, sin pensar que posteriormente los médicos identificarían la anomalía, extremadamente rara en su tipo. Los cirujanos realizaron una operación para extirpar los órganos de sobra (técnicamente llamados supernumerarios). El caso fue reportado en el International Journal of Surgery Case Reports
La formación de penes extra es una anomalía congénita poco común que se describió por primera vez en 1609 y, desde entonces, se documentaron en la literatura médica casi 100 casos de difalia. Solo un niño de entre 5 y 6 millones nace con tales anomalías. Los pacientes pueden tener una cabeza de pene bifurcada, un pene extra rudimentario o desarrollar dos órganos funcionales. En algunos pacientes, esta puede no ser la única anomalía congénita.
Este problema en el feto se desarrolla entre la tercera y sexta semana o en la decimoquinta semana de embarazo. Se cree que las enfermedades infecciosas de la madre o la ingesta de ciertos medicamentos contribuyen a la aparición de la anomalía.
Difalia, caso complejo
La difalia está determinada por la presencia de dos cuerpos cavernosos (en ausencia de un cuerpo cavernoso en un pene rudimentario, se hace un diagnóstico de pseudodifalia). Algunos pacientes tienen una uretra completamente funcional en ambos penes o en algunos puede no estar presentes en absoluto.
Pueden surgir complicaciones médicas y problemas éticos durante el tratamiento de la anomalía. Suele requerir la participación de un equipo multidisciplinar y un seguimiento a largo plazo. No existe una estrategia universalmente aceptada para el tratamiento de la difalia y los profesionales deben tener en cuenta las anomalías comórbidas en los pacientes. La cirugía se realiza para preservar el funcionamiento normal del tracto urinario y la función eréctil en los pacientes.
Como si fuera poco…
Los médicos de la Universidad de Duhok de la Región del Kurdistán en Iraq, describieron un caso de triphallia en humanos por primera vez. Los padres de un niño de tres meses buscaron ayuda médica debido a la hidropesía de las membranas testiculares, una ocurrencia común en los recién nacidos. Grande fue la sorpresa de los especialistas cuando notaron que el niño tenía dos miembros adicionales en el periné, uno de dos centímetros de largo con una cabeza formada estaba adherido a la raíz del pene, y el segundo (bifurcado) de un centímetro de largo estaba debajo del escroto. La madre no tomó ningún medicamento durante el embarazo y tampoco se observaron anomalías genéticas en los familiares del niño. El examen de ultrasonido mostró que el paciente no tenía otras anomalías abdominales, renales o vesicales.
Los médicos realizaron una operación que eliminó la causa del hidrocele (hidropesía) y extrajeron el pene partido. Estaba unido a un órgano normal y tenía dos cuerpos cavernosos, pero la uretra no se formó.
El paciente no desarrolló ninguna complicación tras la operación y fue dado de alta. Pasado un año de la operación, el niño no tuvo ningún evento adverso. Se recomendó a los padres que acudieran al especialista para su observación durante la pubertad y antes del matrimonio.
En este caso, a pesar de su singularidad, los médicos se basaron en las historias ya descritas del tratamiento de la difalia. Los autores del trabajo señalan que dado que el cariotipo de los pacientes en tales casos, por regla general, es normal (46XY), es difícil explicar la causa de la anomalía.
Las malformaciones congénitas suelen estar asociadas con enfermedades infecciosas de las madres durante el embarazo, la toma de determinados medicamentos o malos hábitos como el tabaquismo. Sin embargo, los hábitos y el estado de salud de los padres también pueden afectar en gran medida el desarrollo del feto. Por ejemplo, los científicos establecieron un vínculo entre el tabaquismo en los futuros padres y el riesgo de desarrollar defectos cardíacos en los niños.
Vera Sysoeva
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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