El norte chileno alberga a las momias «más antiguas del mundo». Se trata de los restos de la cultura Chinchorro, que destacan por sus prácticas para momificar a sus muertos. Pese a su gran valor cultural, hay preocupación de los arqueólogos por el deterioro que están experimentando a causa de los cambios en el clima, según un reciente informe de The Guardian.
Sol y viento para su vida
Atacama es el desierto más seco del mundo, y un centro de múltiples investigaciones para enfrentar fenómenos climáticos. Pese a sus condiciones extremas, es un gran recinto de biodiversidad vegetal y animal, donde destacan los flamencos. También es un sitio de hallazgos arqueológicos, donde se ha encontrado restos momificados de aves.

Desde la costa de Antofagasta hasta la región de Arica y Parinacota se encuentra una serie de sitios arqueológicos importantes, donde destaca la cultura Chinchorro. Sus momias evidencian una técnica especial de conservación que usaba fibras naturales, palos, cañas y arcillas. Además son consideradas “las más antiguas del planeta”, y datan de más de 7000 años. El 2021, la UNESCO las declaró patrimonio de la humanidad.
Cambia lo superficial y también lo profundo
El norte de Chile viene siendo afectado por el cambio climático. En las zonas de Atacama y Tarapacá se reportan variaciones y fenómenos climáticos. También hay pronósticos de una mayor sequía y extensión de la zona desértica hacia el sur chileno.
En este contexto, las tumbas de Chinchorro están sufriendo daños por el aumento de la humedad y otras anomalías vinculadas a la crisis climática. Exposición a la intemperie, aparición de moho, resequedad, son algunos de los problemas que se presentan, y ya preocupan a los arqueólogos.
La compleja composición de los restos momificados dificulta su conservación. El proceso consistía en la extracción de órganos para luego llenar las cavidades con distintos materiales y “reconstruir el cuerpo”. Los esqueletos eran envueltos en confecciones de juncos, lana de alpaca, pieles de lobos marinos y pelucas de cabello humano.
Pequeños fragmentos óseos ya se pueden apreciar en la arena, alrededor de las momias. Pero estos problemas, que inquietan a los arqueólogos, llevan varios años. En el 2015, un informe de la Universidad de Harvard reportaba que algunas de las 120 momias de Chinchorro, que se encuentran en el museo de la Universidad de Tarapacá (UTA), mostraban signos de degradación debido al aumento de la humedad en Arica.
Desde el salar al bosque austral
Hace dos semanas en Portugal se descubrió un conjunto de momias que le quitarían a las de Chinchorro, el título de las más antiguas. Sin embargo, eso no le resta valor arqueológico a estos restos, en el norte chileno, que deben seguir siendo cuidados. A finales del año pasado se anunció la creación de un nuevo museo antropológico, lo cual ayudaría a mejorar la conservación de las momias.
Además, Chile cuenta con otros patrimonios importantes, como Rapa Nui, Valparaíso, las Iglesias de Chiloé, Sewell, la salitrera Humberstone y el Camino del Inca. Asimismo, el país tiene varios parques y reservas nacionales, con alto valor ecológico, en todo su territorio.

Miguel Mendoza
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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Imagen principal: Octavio Lagos / Facebook: Momias Chinchorro.