Un grupo de veterinarios vacunó a cinco bonobos y cuatro orangutanes del zoológico de San Diego (Estados Unidos) contra el SARS-CoV-2. Los primates recibieron dos dosis de una vacuna experimental del laboratorio Zoetis, que está destinada a mascotas. Aunque hasta ahora su seguridad y eficacia solo confirmó en perros y gatos, el personal del zoológico decidió correr el riesgo de proteger a sus primates de una enfermedad potencialmente mortal.
De acuerdo a la National Geographic, la decisión de los especialistas fue precipitada por el contagio con COVID-19 de ocho gorilas a principios de enero. Hasta el momento a los animales vacunados les va bien, pero aún no está claro si desarrollaron inmunidad.
El SARS-CoV-2 es peligroso no solo para los humanos, sino también para algunos animales. Por ejemplo, afecta a gatos domésticos, felinos mayores, perros, así como a visones y hurones americanos. Los grandes simios no humanos también corren un riesgo particular. Al tener una estrecha relación evolutiva con los humanos, estos primates, tanto salvajes como cautivos, pueden contraer fácilmente el virus de turistas o personal del zoológico.
Durante mucho tiempo, esta posibilidad fue puramente teórica, hasta que en enero de este año se diagnosticó la enfermedad en los gorilas del parque safari del zoológico de San Diego. Primero, se identificó el virus en el macho de 49 años líder del grupo (llamado Winston), y luego en otros siete gorilas del grupo. Dado que el zoológico cerró desde principios de diciembre debido a la pandemia, es probable que el origen de la infección haya provenido de un miembro del personal asintomático.
En algunos gorilas, la enfermedad fue leve y se manifestó sólo en forma de secreción nasal y tos esporádica. Otros, sin embargo, comían mal, tosían y dormían constantemente. Lo peor fue para Winston: desarrolló neumonía y arritmia en el curso de la enfermedad (sin embargo, es posible que el virus simplemente haya agravado los problemas cardíacos existentes, ya que los gorilas mayores a menudo los padecen). Para ayudar al líder del grupo, el personal del zoológico aplicó una terapia experimental con anticuerpos monoclonales. Como resultado, Winston está mejorando, aunque los veterinarios no pueden decir con certeza si el tratamiento funcionó o si el cuerpo del animal pudo defenderse por sí solo. Los demás gorilas del parque safari también se están recuperando.
Aunque los gorilas que conviven con Winston sobrevivieron al coronavirus sin consecuencias graves, no hay garantía de que otros grandes simios del zoológico de San Diego (cinco gorilas más, ocho bonobos y cinco orangutanes de Sumatra) puedan defenderse con éxito de la enfermedad. Por esta razón, para no exponer la salud de estos primates a un peligro mortal, la dirección del parque decidió vacunarlos contra el COVID-19.
Una vacuna experimental
Los especialistas del zoológico decidieron usar la vacuna para mascotas de Zoetis, descartando cualquiera de las vacunas humanas existentes. Cabe señalar que las negociaciones con este fabricante se llevaron a cabo incluso antes de que los gorilas fueran diagnosticados con COVID-19, en febrero del año pasado, como reacción a los primeros reportes de perros infectados con el nuevo virus. La vacuna Zoetis contiene proteínas S sintéticas del coronavirus, que deben provocar la producción de anticuerpos, al igual que lo hace el virus real. La vacuna humana de Novavax, que se encuentra en las últimas etapas de los ensayos, se basa en el mismo principio.
Aunque la seguridad y eficacia de la vacuna Zoetis solo se ha confirmado para perros y gatos (y ahora mismo se prueba en visones), el zoológico de San Diego decidió tomar el riesgo y en febrero aplicó dos dosis de la misma a cinco bonobos y cuatro orangutanes, incluida una hembra famosa llamada Karen, el primer orangután en someterse con éxito a una cirugía a corazón abierto (esto sucedió en 1994). Después de la vacunación, todos los monos no mostraron ningún efecto secundario y toleraron bien la vacuna. Los expertos admiten que aún no está claro si la vacuna proporcionará inmunidad suficiente a los primates que la recibieron. Para averiguarlo, los veterinarios analizarán la sangre de Karen y uno de los bonobos vacunados en búsqueda de anticuerpos.
En el futuro, el zoológico de San Diego planea vacunar a tres bonobos más y a un gorila (ninguno de ellos están infectados). Dentro de 60-90 días tras su recuperación, los gorilas del grupo que enfermó podrán vacunarse (para protegerlos de una reinfección) y luego, se planea vacunar a los felinos grandes. El citado laboratorio informa que varios otros zoológicos estadounidenses también están interesados en su vacuna. El aumento del número de animales vacunados permitirá a los especialistas evaluar con mayor precisión la eficacia de la vacuna experimental.
Esta historia nos permite ver cómo los veterinarios de zoológicos a menudo usan enfoques no estandarizados para combatir las enfermedades de los animales, especialmente durante esta pandemia.
Sergey Kolenov
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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